7/10/2016

RESEÑA DE SHADOW OF THE COLOSSUS

Durante mucho tiempo este juego estuvo envuelto en un halo de misterio para mí. No en el sentido de algo desconocido; sabía de su existencia pero no contaba con una PlayStation 2. La gente con la que hablaba coincidía en que se trataba de un gran título aunque pocos eran los que habían tenido la oportunidad de probarlo. Varios años después, pude disfrutar de esta maravilla.
¿Cómo analizar un juego tan particular? Uno en el que nuestro único objetivo es buscar y derrotar a 16 colosos. Ni uno más, ni uno menos; ni siquiera un esbirro que esté bajo su servicio. Desde luego, dicho análisis no debería hacerse por su historia. Pues la de Shadow of the Colossus es casi nula o, mejor dicho, una excusa. Wander, el protagonista, lleva a una chica que fue sacrificada a un templo con la intención de revivirla. Ese templo es un lugar prohibido para su tribu y allí se aloja Dormin, una omnipresente entidad. Este le asegura que es posible lograr su cometido si destruye ciertas estatuas. Pero un simple mortal no puede hacerlo a no ser que derrote a los colosos que las encarnan y habitan esa especie de limbo. Si bien hay indicios, las verdaderas relaciones que existen entre los personajes, quiénes son realmente Wander y Dormin y qué son exactamente los mundos de donde provienen, están abiertos a la interpretación del jugador. Política que se extiende hasta el final inclusive.

Durante los días en que no había probado este juego, pensaba que encarnaríamos a un viajero que va de ciudad en ciudad aceptando encargos para matar a las bestias. Creía que podríamos comprar armas, objetos y accesorios mientras se conversaba con los aldeanos en busca de pistas que nos facilitasen las peleas. Nada más lejos de la realidad. Me encontré ante un mapa enorme con bosques, cuevas, ríos, acantilados y montañas. Y a este mundo sólo lo recorren Wander y Agro, su caballo. Gran parte del encanto de este juego, radica en explorar el mundo de Dormin mientras cabalgamos hasta el siguiente coloso. Si bien disponemos de un mapa, la idea es que te pierdas. Hubo ratos en los que tratando de salir de una zona, caí en un bosque sumido en las sombras. Las pisadas y el zumbido del viento me inquietaron aún a sabiendas de que nadie aparecería. Pero era como si los árboles quisieran cerrarme el sendero y de repente tenía delante un precipicio... Es como si el mundo te tendiera trampas con la intención de matarte o, cuanto menos, restarte vitalidad. A veces, era un alivio cuando el sol me volvía a encadilar.
Una vez hallado el coloso, nos pasaremos un tiempo escondidos y levantando la espada en busca del punto débil. Y antes de hundir el puñal en el mismo, habremos estado revolcándonos, esquivando los ataques del enemigo y trepando por estos o por las ruinas de los escenarios. Por esta razón, es un error enmarcar a Shadow of the Colossus en el género de la acción; la estrategia y las plataformas son etiquetas que le quedan mejor.

Shadow of the Colossus es una maravilla técnica que incluso hoy demuestra haber envejecido bien. Los movimientos y acciones del personaje, del caballo y los gigantes son realistas. Si hay un salto con caída lo suficientemente alta, el caballo no saltará, por ejemplo. Los efectos de luz y clima están bien logrados e inciden en el gameplay. Esto es valorable, ya que no se trata de un título concebido tan sólo para ostentar la capacidad técnica de la 'Bestia Negra' de Sony. Es decir, hay momentos en que la arena cubre la luz del sol y nos impide utilizar la espada y rastrear el punto débil. O el viento, si la brisa es fuerte, puede desviar nuestras flechas. Cada detalle tiene su propósito y se nota el mimo que pusieron los desarrolladores e imagino que en la época habrá sido una pasada ver todos esos recursos. La séptima generación estaba al caer.
Es un juego sin fisuras y al finalizarlo podremos desbloquear un modo a contrareloj. Lo cual incita a rejugarlo a quienes gusten de nuevos desafíos. También hay un mini documental del detrás de escena del título. No tengo mucho que reprocharle, pero ya que estamos... Cuando cierto coloso nos lleve más de la cuenta, la voz de Dormin aparece y nos tira un tip. Hubiese preferido cuanto menos tener la opción de desactivarlos porque la mayoría de esos consejos no son sutiles y el combate pierde la gracia.

Una cosa más: qué buen diseño tienen los colosos, la puta madre.

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