4/22/2015

Tarkovsky, aquel hombre

El cine significa mucho para mí. Las razones son varias pero supongo que la razón principal es que siempre quise hacer mi película. Contarle a la gente historias que se me ocurren y tratar temas que me interesan.

Así que a principios del 2008 agarré una valija y me fui a estudiar Artes Audiovisuales a La Plata.

Antes de ese año, no miraba cine que no fuera el de Hollywood. Mi corazón estaba (y lo sigue estando) en gente como George Lucas y Steven Spielberg.

Fue en la facultad, en especial en la cátedra de Realización 1, donde mi campo visual se fue ampliando. Ahí conocí otro tipo de pelis. En el aula donde daban la materia vi por primera vez una obra de Werner Herzog o un vídeo experimental de Bill Viola. Si bien no me terminaron copando esos directores, debo reconocer que me ayudaron a formar un estilo a la hora de encarar un proyecto propio. A "trabajar con planos" diría Fabio, el titular de esa cátedra.

Entre tantos realizadores que citaban, hubo uno en particular que era nombrado todas las santas clases. Y desde ese momento, se ganó mi odio. Incluso tenía (y tiene) muchos defensores en la facultad. Si sos ingresante a esa carrera, te aconsejo que elijas a tu grupo de amigos en base a quien le gusta y a quien no. Te vas a ahorrar un montón de peleas.
Aquel hombre, cómo no, también había escrito un libro; que fue el primer autor que leí en la universidad. Cierto profesor, con claras intenciones de joder un poco, dijo que aquel hombre escribía maravillas sobre el cine... Pero que cuando veías sus películas eran una porquería.

Todavía hoy me da gracia la cantidad de discusiones que he tenido con varios compañeros por culpa de ese tipo. No puedo expresar con palabras cuánto lo detestaba. Quizá tuviera películas que fueran el no va más del cine. Pero al tenerles también bronca a los que decían que era un genio o un poeta del celuloide... Preferí hacerle la cruz y no ver otra cosa de aquel hombre.

Hasta hoy...
Mi director de tesis me mandó a que me vea Solaris (1972) y Stalker (1979) de Andrei TarkovskyStalker, pese a todo lo dicho, es una obra que tiene mucho valor nostálgico para mí. Fue la primera de una serie de filmografía obligatoria que nos mandaron a ver aquel 2008 en Realización 1. Pero nunca la había visto completa; sólo escenas que nos proyectaban en clases.

La verdad es que la menosprecié sin justificación y descubrí que yo era quien se comportaba como fanboy. La película es buena y adelantada a su época. Con respecto a lo visual, debo admitir también que es una delicia, da gusto ver la soltura de los travellings y esa niebla apoderándose de los paisajes. Aún así, hubo dos momentos que me cortaron la fantasía a partir de que los personajes entran a La Zona. Tras construir un buen misterio sobre qué o cómo será ese sitio, sumado a una exquisita elección de planos, finalmente llegamos a un lugar que me recordó al baldío de la esquina de mi casa. A partir de acá, los ataques de misticismo y filosofía de los protagonistas son insoportables. Ya sé que están atrapados por la energía o lo que fuese que desprende La Zona, pero a mi entender estorba e interrumpe el clima que se ha creado. Estos planteamientos existenciales son una fija en la obra de 'Andy', a veces resultan interesantes, pero en el contexto de Nostalghia o de Offret. Acá, en Stalker, no. No quiero escuchar sus dilemas, ya lo hice durante el camino; lo que quiero ahora es ver La Zona.

Lo curioso es que una vez dentro de La Zona, los personajes no pueden volver por el mismo camino ni tampoco avanzar en línea recta. Ese ir para adelante sorteando obstáculos y la "promesa" de que al llegar al umbral se les concederá un deseo (objetivo) puede entenderse como un videojuego. Y encima, uno de terror psicológico como Silent Hill sólo que 27 años antes. Cuando una película está adelantada no sólo debe innovar desde lo técnico o argumental. Sino que varias generaciones después, puedan apreciarse este tipo de cosas.

No puedo decir lo mismo de Solaris. A esa le ponía varias fichas. Me decepcionó de tal manera que me sacó las ganas de leer el libro de Stanislaw Lem. Las partes fuertes del argumento transcurren en una estación espacial ubicada en la órbita de un planeta acuático. En ningún momento me sentí atrapado como sí lo hice con respecto a La Zona. Ojo, ciertas escenas me metieron en el mambo de los personajes y llegué sentirme incómodo. Si alguien me puede explicar el sentido de la escena de la carretera en Japón, se lo agradecería.
Quitando esa cuestión de gustos, admito que las dos son buenas películas y merecen un segundo visionado (que en mi puta vida lo voy hacer). Si sos ingresante y la sufrís con Tarkovsky, te recomiendo que te despojés de los prejuicios y le des una oportunidad. Merece la fama que se le ha dado y por ende, es un director que merece ser visto. Personalmente a mi no me gusta. Sé que su obra es importante y ha contribuido a la historia del cine pero no por eso me tengo que arrodillar y rendirle culto.

Me bajé Zerkalo (1975), la cual también es una deuda pendiente, para verla ahora que estoy en frecuencia con este tipo. Le tuve curiosidad desde que leía Esculpir en el tiempo (buen libro, nobleza obliga). También quiero ponerle punto final al tema Tarkovsky y ojalá con ese film pueda hacerlo de una vez por todas.

Por cierto, tanto Solaris y Stalker están divididas en dos partes. Con las dos me dormí. Antes que poeta, yo lo llamaría el Alplax del celuloide.

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